miércoles, 17 de febrero de 2016

CONFERENCIA SOBRE CAZA DE BRUJAS EN OSLO



Los espero en la bella ciudad de Oslo, Noruega, para disertar sobre mujeres y brujas en la Historia Moderna.
Sees neste uke i Oslo for en interessant debatt om hekser og kvinner i historien.


miércoles, 25 de marzo de 2015

Los judíos en la Barcelona medieval


El nuevo centro MUHBA El Call, en el corazón de la antigua judería barcelonesa, se puede visitar desde el pasado 11 de marzo, tras años de exhaustivas investigaciones


Los judíos debieron de llegar a Barcino poco después de la fundación de la colonia romana, se debieron de mantener en tiempos de los visigodos y en época carolingia su presencia ya aparece bien documentada. Hacia finales del siglo XI, el barrio del Call ya estaba delimitado y su población agrupada. La comunidad judía de Barcelona fue la más importante y numerosa de Cataluña y de toda la Corona catalanoaragonesa. Algunos miembros de la élite judía ocuparon cargos importantes en la corte, como médicos o administradores, mientras que en la comunidad destacaron algunas personalidades como Hasday Cresques (1340-1411, aproximadamente), considerado el filósofo judío medieval más importante después de Maimónides. El crecimiento de la población configuró un barrio muy denso, con calles estrechas, por lo que en 1257 se creó el Call Menor. Barcelona se convirtió en una de las pocas ciudades de Europa con dos barrios judíos. Fuera de la ciudad, en la montaña de Montjuïc, se emplazó el cementerio judío. La aljama de Barcelona fue asaltada durante la terrible revuelta antijudía de 1391 y sus habitantes fueron asesinados u obligados a convertirse al cristianismo. En 1478 muchos decidieron marcharse cuando fue implantada la nueva Inquisición.


Guías interactivas para explorar el Call barcelonés

Desde 2008, el Museo de Historia de Barcelona (MUHBA) ha divulgado la historia de la comunidad judía barcelonesa en tiempos medievales, precisamente en su centro de El Call, en el corazón de la antigua judería, en un edificio con restos del siglo XIII que fue propiedad de Jucef Bonhiac, un tejedor de velos. En su interior se muestran algunos de los objetos de las excavaciones arqueológicas como lámparas rituales o lápidas funerarias. Desde el pasado 11 de marzo de 2015, y tras años de investigaciones por parte de una docena de especialistas, se puede visitar el nuevo centro MUHBA El Call, que se ha estructurado en tres ámbitos. En el ámbito I, de acceso libre, se explica la topografía del antiguo Call: sus límites, su trama urbana, sus edificios singulares y otros elementos patrimoniales que existen o existían. Para ello se ha dispuesto una guía interactiva en cuatro idiomas (catalán, castellano, inglés y hebreo) que corresponde a la Guia d'Història Urbana Call/BCN, que se puede adquirir en el centro en formato mapa-guía. En el ámbito II, situado en la planta baja, se expone la historia del Call medieval, desde la formación de la comunidad judía, hasta sus agrupación en el barrio del Call, su desaparición en 1391 y la aparición de los conversos. El ámbito III ocupa toda la planta superior y se centra en mostrar el legado cultural del Call de Barcelona, a través de los tres principales eruditos que lo habitaron: Abraham bar Hiyya, Salomón ben Adret y Hasday Cresques. Por último, del 26 de marzo al 5 de julio de 2015, tendrá lugar la exposición Hagadás Barcelona. El esplendor judío del gótico catalán.

Fuente: National Geographic España

jueves, 20 de noviembre de 2014

Como en el medioevo, supuesta bruja fue quemada viva en Paraguay

Miembros de la etnia Mbya Guaraní hirieron ataron a un palo e hirieron con flechas de madera a Adolfina Ocampos, una indígena de 45 años.

Luego de esa brutal agresión, Ocampos, que seguía con vida, fue introducida en una fosa en la que los miembros de esa comunidad tenían una fogata de leña.

Los hechos ocurrieron luego de que la semana pasada el cacique de la comunidad indígena Tahehyí, ubicada al norte de la capital paraguaya, condenara a Ocampos a morir, acusada de practicar brujería.
Luego del homicidio, 9 hombres de esa comunidad fueron detenidos y acusados por la fiscal Fany Aguilera de homicidio doloso y privación ilegítima de la libertad, cargos que los acusados aceptaron.


El antropólogo italiano y sacerdote católico José Zanardini dijo que "la trágica muerte de la mujer es un hecho aislado y anormal en la convivencia interna de las 20 etnias que existen en Paraguay".
Zanardini agregó que lleva "cuarenta años trabajando en Paraguay”, pero indicó que no recuerda “un episodio similar de ajusticiamiento por presunta brujería”. Luego añadió: “En general, los indígenas son muy pacíficos y tolerantes".

Por su parte, la agencia estatal de protección de los pueblos originarios emitió un comunicado, en el que aclaran que, aunque los indígenas se rigen "por el derecho consuetudinario, sus actos no pueden violar las garantías constitucionales de respetar la vida y la libertad de las personas".

Fuente: Pulzo.com

martes, 13 de mayo de 2014

Demostrado: Jesús tuvo mujer e hijos, según manuscrito de la Edad Media

El presunto extracto de un evangelio apócrifo en el que Jesús hablaba de su esposa ha sido examinado por todos científicos, que han concluido que tanto el papiro como la tinta concuerdan con la época atribuida al documento, entre los siglos VI y IX.
El papiro podría demostrar que Jesús tuvo familia, mujer e hijos. Algo que la Iglesia ha negado siempre, aunque algunos piensan lo contrario.
Se trata de un hallazgo notable, que sin duda alguna viene a contribuir a alimentar la siempre discutida historia sobre Jesús.
Por supuesto, como era de esperar debido a su relevancia, han sido muchas las reacciones que se han producido en torno a la confirmación de su autenticidad.
Tras las rigurosas pruebas de Carbono-14 e incluso infrarrojos es bastante probable que el evangelio sea auténtico.


El papiro señala que Jesús de Nazaret estuvo casado. El documento fue descubierto hace dos años pero el Vaticano tomó cartas en el asunto y no dudó en decir que era falso.
Para apaciguar a la Iglesia, numerosos investigadores de EE.UU. llegaron a la sencilla conclusión de que el documento en sí no es una falsificación.
Y es que después de todas las investigaciones realizadas, lo que hay de cierto es que papiro tiene mucho más de mil años de antigüedad.
Poco después tras un riguroso estudio espectroscópico de su tinta, la Harvard Divinity School explicó en detalle que el documento fue escrito sin lugar a dudas entre los siglos VI y IX.
Pero eso no es todo. Los investigadores explicaron que el texto no tiene que ser cierto por dos sencillos motivos.
El primero de estos motivos es que el documento fue escrito bastantes años después de la muerte de Jesús de Nazaret.
Otro punto que avala esta teoría de la no veracidad del escrito en el papiro es que tiene un aspecto realmente tosco y aparecen numerosos errores gramaticales.
La Iglesia permanece más tranquila ante estas explicaciones en detalle que parecen confirmar lo que siempre han sostenido: que el escrito sobre la esposa de Jesús era falso.
Que duda cabe de que este hallazgo ha puesto de manifiesto diversas cuestiones acerca de la figura de Jesús que pueden resultar algo controvertidas.
Estaremos atentos a todas las novedades que vayan surgiendo en torno a este evangelio de la esposa de Jesús que tantos ríos de tinta ha hecho correr.
Hay quien piensa que en esa época un judío de 33 años no podía ser soltero y a la vez alguien respetable. Nadie le habría escuchado de ser soltero.
FUENTE: Ideal.es

lunes, 14 de abril de 2014

In memoriam: Jacques Le Goff, la luz sobre la Edad Media


El historiador Jacques Le Goff dedicó su carrera a luchar contra los estereotipos que predominan sobre su época de predilección, la Edad Media, la cual describía como un periodo “luminoso” y “lleno de risas”. Apodado “el ogro historiador” y el “papa de la Edad Media”, dirigió la prestigiosa revista Annales y fue uno de los grandes representantes de la Nueva Historia. El historiador falleció el 1 de abril en París a los 90 años.
El presidente François Hollande homenajeó la memoria de un “gran historiador”, quien “sabía leer en la historia estos movimientos largos que dan forma a las conciencias y los imaginarios”, según destacó en un comunicado. “Era también un intelectual comprometido con los combates de su tiempo, firme partidario de una educación republicana, defensor convencido de la Europa y combatiente de la justicia social”, añadió.
Le Goff, europeísta convencido y políglota, se dedicó a “revelar en nuestro mundo contemporáneo la herencia a menudo escondida de periodos anteriores, dejando al descubierto las profundas raíces de la construcción europea”, destacó por su parte la ministra de Cultura, Aurélie Filippetti.
Nacido el 1 de enero de 1924 en Toulon, en el sur de Francia, Jacques Le Goff se apasionó por la historia con apenas 12 años con la lectura de Ivanhoe, de Walter Scott, y de la Historia de Francia de Michelet. Con ellos descubrió la complejidad de la época medieval. Convocado por el Servicio de Trabajo Obligatorio para participar al esfuerzo de guerra alemán durante la ocupación de Francia durante la II Guerra Mundial, huyó a los Alpes para unirse a la resistencia, donde se ocupaba de recoger las armas y medicamentos lanzados en paracaídas por los ingleses.
Pasada la contienda, se inscribió primero en la Sorbona. Pero, decepcionado, se cambió por la Escuela Normal Superior, donde coincidió con Alain Touraine. En 1947 se desplazó a Checoslovaquia para un viaje de estudios. Vivió allí el golpe de Praga en 1948, el cual le alejó de los comunistas, aunque siguió siendo un hombre de izquierdas. Con la cátedra lograda en 1950, varió los destinos académicos y publicó sus primeros libros: Mercaderes y banqueros en la Edad Media (1956) y, sobre todo, Los intelectuales en la Edad Media (1957), sobre los vínculos entre el fenómeno urbano y el mundo del conocimiento.
Este le impuso como uno de los herederos de la escuela de la revista de historia Annales, que revolucionó la disciplina en los años treinta abogando por un enfoque pluridisciplinar y privilegiando el largo plazo sobre el estudio del evento. “Una idea fundamental de esta escuela es que la historia se hace en un viaje de ida y vuelta constante del presente hacia el pasado y del pasado hacia el presente”, explicaba. Se oponía así a la idea de que el Renacimiento puso fin a un oscurantismo de la Edad Media.
El libro le abrió así las puertas de la Escuela Práctica de Altos Estudios de Fernand Braudel en 1959, la cual acabó presidiendo en 1972 y que convirtió en 1975 en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (EHESS) actual.
A partir de 1963, empezó también a dirigir a su vez la prestigiosa revista de los Annales y popularizó la teoría la de Nueva Historia, que privilegia la historia de las mentalidades, y que hizo célebre con su libro coescrito con Pierre Nora Faire de l’Histoire (1973). “¿Cómo quiere entender una época y una civilización sin incluir la literatura, el arte y el derecho? Es imposible”, explicaba Le Goff en una entrevista de 2005.
En total, publicó una cuarentena de libros, entre los cuales La civilización del occidente medieval (1964), Por otra Edad Media (1978), El nacimiento del purgatorio (1981) —una de sus obras cumbre—, el best seller de la biografía de St Louis (1996) o La Edad Media y el dinero (2010). En paralelo, presentaba el programa Los lunes de la historia en la radio France Culture. En su último libro, Faut-il vraiment découper l’histoire en tranches? (2014, Ed. Seuil), abogaba por combinar “continuidad y discontinuidad” y trabajaba ya en su próximo estudio.
Fuente: Diario El País

domingo, 16 de marzo de 2014

Sección mezclada: La tercera fase del capitalismo


El lento declive del feudalismo hasta el arranque del capitalismo, que en su primera fase llamamos comercial, dura tres siglos. La figura dominante es el comerciante, un término que debe entenderse en un sentido muy amplio. Incluye tanto al gran mercader que hacía negocios en países lejanos, como al que circunscribía su actividad a una localidad, tanto al usurero de la aldea, como al banquero que presta a monarcas, cada vez más endeudados por el costo creciente de los ejércitos, o bien ejerce de agente de seguros con los que, navegando a países lejanos para hacer grandes negocios arriesgan mucho. En la categoría de comerciantes hay que incluir también a los artesanos, organizados en gremios, y a los profesionales, médicos y juristas, que logran formar parte del patriciado de las ciudades. Todos ellos contribuyen al proceso de acumulación primitiva que en tres siglos —XVI al XVIII— logra el capitalismo comercial.

Desde comienzos del siglo XIX al capitalismo comercial sigue el industrial, fase en la que los dueños de las fábricas se hacen con el poder. Al término del pasado milenio se inaugura una nueva etapa, la del capitalismo financiero: las grandes corporaciones financieras controlan gran parte de la economía productiva, siendo el nuevo grupo dominante el que administra los ahorros de millones de inversores.

En cada una de estas tres etapas de capitalismo comercial, industrial y financiero, no desaparecen las formaciones anteriores, sino que conviven, supeditadas a la dominante en cada etapa. En el industrial el comercio continúa diversificándose, y en el financiero no desaparecen comercio, ni industria, aunque sometidos al nuevo poder financiero.
El rasgo, tal vez el fundamental de estos tres tipos de capitalismo, es la capacidad de cada uno de crear empleo. El capitalismo comercial deja fuera de su órbita a la mayor parte de la población que sigue en una sociedad rural-estamental en la que prevalecen todavía relaciones precapitalistas.
El poder ha pasado de la industria a los grandes consorcios financieros de inversión que a veces superan a los Estados más potentes.
El capitalismo industrial, en cambio, se caracterizó por una demanda creciente de mano de obra, ocupando a cada vez mayor cantidad de asalariados. En los comienzos de la industrialización hubo que utilizar todos los recursos, algunos bastante brutales, para reclutar mano de obra. Todavía a comienzos del siglo XIX, una población nómada, sin propiedades ni trabajo fijo, que vivía de lo que caía en sus manos, prefería la libertad en la mayor inseguridad, a dejarse encerrar en la fábrica con salarios de hambre.
En el capitalismo industrial cada empresa trata de superar a la competencia con la solidez de su actuación, que incluía reinvertir buena parte de las ganancias en mejorar una tecnología propia, continuamente renovada, y conservar una mano de obra especializada que había que satisfacer sus demandas para que no buscase trabajo en la competencia.
La oferta de empleo en el capitalismo industrial fue en aumento hasta que a finales del siglo XX, con el aumento todavía más veloz de la productividad, se invirtió esta tendencia. Un país altamente competitivo, gracias a una productividad que crece a gran velocidad, necesita de cada vez menos empleo.
En tres décadas el neoliberalismo triunfante ha desembocado en una crisis de enormes dimensiones, que lleva en su entraña la consolidación de un nuevo tipo de capitalismo, el financiero, marcando el comienzo de una nueva época.
Saldremos de la crisis, habiendo afianzado un nuevo orden socioeconómico, en el que el poder ha pasado de la industria a los grandes consorcios financieros de inversión. Su negocio consiste en reclutar capital privado y reinvertirlo en los distintos sectores económicos —inmuebles, fábricas, hospitales, seguros, cadenas comerciales— con el único objetivo de obtener los máximos beneficios. Leo en EL PAIS que “a finales de 2013, el patrimonio bajo gestión de los fondos de inversión en todo el mundo se situó en 22,1 billones de euros y el de los fondos de pensiones, en 18,1 billones. Entre ambos manejan un patrimonio equivalente al 75’5 % del PIB mundial”.
Esta ingente suma está en manos de cada vez un menor número de gestores, estadounidenses casi la mitad de ellos. El mayor sin duda es BlackRock, instalado en Wall Street. Se acerca a los tres billones de euros la cantidad invertida, creando a su vez una red de entidades financieras ligadas, o simplemente dependientes, cuyo conjunto supera con creces el poder de los Estados, incluso el de los más potentes. Fuertemente endeudados, lejos de poder controlarlos, los Estados están cada vez más sometidos a lo que dicten los grandes consorcios financieros.
La privatización de los servicios sociales será la mejor fuente de enriquecimientos de los nuevos conglomerados.
En esta nueva etapa del capitalismo financiero tendremos que habérnoslas con un mercado de trabajo muy distinto, caracterizado por una enorme diversificación, sin que, ni aun así, sea capaz de absorber una buena parte de la mano de obra no cualificada, incluso con dificultades para emplear la altamente cualificada en ramas que pierdan actualidad, o en actividades en las ciencias y las artes que el Estado, o la iniciativa privada, dejen de subvencionar.
Con el capitalismo financiero el empleo fijo que prevalecía en la industria se ha hecho cada vez más raro. En 2008 en Alemania había caído al 60% con un descenso aún mayor en el sector de servicios. Con la disminución de los convenios colectivos y el aumento de empleos temporales y de media jornada —precarización del empleo— así como otras formas de contratación, como el préstamo de mano de obra, tanto en los países menos competitivos, como en amplios sectores sociales de los países pilotos, se constata un descenso de los salarios reales y un deterioro constante del Estado social, cuyos servicios se han convertido en fuente ambicionada de ganancia para los grandes consorcios financieros. La privatización de los servicios sociales se revela la nueva, y probablemente la mejor fuente de enriquecimiento de los consorcios financieros.
El capitalismo financiero se caracteriza por ofrecer cada vez menos empleo, al menos, para la mano de obra no cualificada. Supone un descenso fulminante del nivel de vida, que incluso coloca a muchos al límite de la sobrevivencia. Que los más pobres lo pasen mal no es noticia que sorprenda, ha ocurrido siempre; lo verdaderamente relevante es que ahora la crisis afecta a las clases medias en una medida muy superior a como lo hiciera en crisis anteriores. La cuestión crucial es saber cómo va a reaccionar la ciudadanía ante un desempleo masivo de larga duración.
Como tampoco cabe abandonar a su suerte a la población creciente sin empleo por la destabilización social que provocaría, además de que se necesitan como consumidores para que el sistema funcione, el tema central de esta nueva etapa del capitalismo será cómo mantener una población no empleable, que ya no se necesita ni siquiera como “ejército de reserva”, cuyo destino constituye sin duda el problema clave de los próximos decenios.
Dos cuestiones exigen una respuesta: ¿cómo sobrevivirá la población que no pueda integrarse en el capitalismo financiero? Es decir ¿qué formas de sobrevivencia quedan fuera del sistema? tema que nos ha de obligar a describir algunos rasgos del nuevo tipo de sociedad que está surgiendo.
Y una política: ¿cómo esta nueva estructuración social va influir en la institucionalización del poder y en las formas de su ejercicio? O sea, ¿qué posiblidades le quedan a la democracia para sobrevivir en el nuevo contexto del capitalismo financiero?

Ignacio Sotelo/elpaís.com