viernes, 4 de enero de 2013

Todorov, La conquista de América: el problema del Otro


Tzvetan Todorov nació en  Bulgaria en 1939. Es lingüista, filósofo, historiador, crítico y teórico literario. Formado dentro del estructuralismo francés, centró mucho sus trabajos en el análisis de la cultura, de la tolerancia y del Otro buscando puntos de encuentro y matices. En su libro sobre la conquista de América el autor va a se va a concentrar en la percepción que tienen los españoles sobre los indios demostrando que hay múltiples formas de acercarse al problema del Otro. Afirma que esta historia “nos permite reflexionar sobre nosotros mismos, descubrir tanto las semejanzas como las diferencias: una vez más, el conocimiento de uno mismo pasa por el conocimiento del otro”Le va a dar vital importancia al rol de la comunicación y de los signos comprendiendo la idea de superioridad e inferioridad entre españoles e indios. Esta superioridad española se relaciona con una cultura superior ligada a la escritura y al mejor uso de los signos. Veamos mas detalladamente. 

Moctezuma y los Signos

Los indios y los españoles practicaban la comunicación de diferente manera y esto, para Todorov implica superioridad por parte de los españoles. No hay ni en el plano lingüístico ni en el simbólico ninguna inferioridad natural por el lado de los indios. Éstos dedicaban mucho tiempo a la interpretación de los mensajes mediante distintos tipos de adivinación. ¿Cuáles? Por un lado la adivinación cíclica, para lo que contaban con un calendario religioso en donde cada día tenía su propio carácter del que se hace una interpretación establecida y sistemática.  Por otro lado, había un tipo de adivinación basada en el presagio. Todo aquello que se salía de lo común era interpretado como un anuncio de lo que podía pasar. La historia azteca era un conjunto de profecías cumplidas como si el hecho no pudiera suceder si no había sido previamente enunciado. El mundo se planteaba determinado donde los hombres respondían a esta situación reglamentando su vida social minuciosamente. ¿Cuál es la palabra clave? orden.  En este sentido hay una clara preeminencia de los social sobre lo individual. El individuo lo es en tanto miembro de una totalidad. El individuo esta ordenado por el pasado colectivo y no construye su porvenir, sino que este se le revela a través de la adivinación. La interpretación del hecho se hace en función del orden preestablecido.

¿Qué formas de comunicación existen según Todorov?. Aquella que se da de hombre a hombre y la que se da entre el hombre y el mundo.  El segundo tipo es el que prevalece entre los aztecas y esto no excluye el conocimiento de los hechos sino que se queda en estado de acción sobre el otro, por medio de los signos mientras que nunca dejan de informarse sobre el estado de las cosas.

Para Todorov, Moctezuma no es capaz de comunicar lo que no solo debilita la recolección de información, sino que simboliza la derrota. En Moctezuma se asocian en forma coherente este miedo a la información recibida y el miedo a la información solicitada, sobretodo cuando se refiere a su persona. Según los conquistadores, Moctezuma estaba dispuesto a ofrecerles todo lo que había en su reino a cambio de que renuncien a verlo. Esto es coherente con las leyes aztecas donde los reyes no debían exponerse al público. Coherente con la idea de la primacía de lo social sobre lo individual, el cuerpo del rey era individual pero su función era un efecto social; así que hay que sustraer ese cuerpo de las miradas. 

Moctezuma recibía la información pero castigaba a sus portadores, y fracasaba así en el plano de las relaciones humanas. Aun cuando la información llegaba a Moctezuma, la interpretación  se hacía dentro del marco de la comunicación con el mundo y no con los hombres. Era a sus dioses a quienes pedía consejo sobre los asuntos humanos. Moctezuma sabia como informarse de sus enemigos cuando estos eran indios. Pero ese era un intercambio de información perfectamente establecido. Los españoles eran tan distintos y su comportamiento tan imprevisible se sacude todo el sistema de comunicación y los aztecas ya no tienen éxito ni siquiera en la recolección de información.  Hay una confirmación global de esta actitud de los indios frente a los españoles en la misma construcción de los relatos indios de la conquista. Todos los relatos empezaban con los presagios que anunciaban la llegada de los españoles y predecían su victoria.  Esto coincide con las normas de comunicación indígenas, pues el hecho pierde su singularidad y es integrado dentro de la cosmovisión azteca. Este comportamiento contrasta con Cortes, no así con todos los españoles. Tanto Colon como  Moctezuma, recogían atentamente las informaciones referentes a las cosas y fracasaban en la comunicación con los hombres.  A su vez, en el libro de las profecías, predecía su propia aventura y las consecuencias de ella. 

El hecho de darle preferencia al contacto con el mundo, es responsable de la imagen deformada que habrán de tener los indios de los españoles durante los primeros contactos y sobre todo de la idea de que estos son dioses. Esto solo se explica por la incapacidad de reconocer la humanidad de los otros.
La primera reacción espontánea frente al otro es considerarlo inferior dado que es diferente.  La extrañeza de los aztecas frente a los españoles es totalmente radical por que no encajan en ningún marco conceptual previamente elaborado por ellos. Se ven obligados a renunciar a su sistema de otredades humanas y se recurren al intercambio por los dioses. El error no va a durar mucho pero si lo suficiente para que la batalla este definitivamente perdida.

Cortés y los Signos 

La comunicación entre los españoles no es exactamente opuesta a la de los indios. Sin embargo, el contraste es radical en cuanto a Cortes. Fue el primero que tuvo una conciencia política e histórica de sus actos. El espíritu de adaptación fue para Cortes, el principio de su conducta. Se le debe el haber inventado la guerra de conquista y el haber ideado una política de colonización en tiempos de paz. Lo primero que quiso Cortes fue comprender y lo que mas le interesó fueron los signos.  Su expedición comenzó con una búsqueda de información por medio de intérpretes. Por un lado estaba Jerónimo de Aguilar, por otro la Malinche. Esta no se conformó con traducir, sino que adoptó valores españoles y contribuyó a la realización de sus objetivos. 

Para Todorov representa el mestizaje de la cultura y gracias a este manejo de información, Cortes se enteró de a existencia de desacuerdos entre los indios. Estos llegaron incluso a solicitar la intervención de él en sus propios conflictos. Es la conquista de la información la que lleva a la conquista del reino.

La comunicación entre los aztecas era ante todo una comunicación entre el mundo y las representaciones religiosas. ¿Y cómo era para los españoles? La religión cristiana es universalista, igualitaria pero intolerante. No deja lugar a otros dioses y esto contribuye a la victoria de los españoles porque la intransigencia siempre ha vencido a la tolerancia. El igualitarismo es solidario de su universalismo puesto que dios es bueno para todos, todos lo son para dios. No lucha contra las desigualdades sociales pero las declara no pertinentes frente a la unidad de todos en Cristo. Por otro lado, la forma que adopta el sentimiento religioso: El dios de los españoles es más bien auxiliar al Señor. En teoría objetivo de la conquista era extender la religión cristiana, pero en la práctica, el objetivo religioso era un medio para asegurar el éxito de la conquista. La religión tiene un papel subordinado y limitado y el intercambio con dios es sustituido por la comunicación humana en la que el otro es reconocido.

El encuentro con los indios no crea esa posibilidad de reconocimiento: solo la revela. Dicha posibilidad existe por razones que son propias a la historia de Europa. Los indios son comparados con su propio pasado pagano.  La civilización europea es más que egocéntrica: hace mucho que su sitio sagrado por excelencia, Jerusalén, esta sometido por una civilización rival que es la musulmana. En el renacimiento, a esta descentralización espacial se añade la temporal: la era ideal no es el presente ni el porvenir, sino el pasado que ni siquiera es cristiano: el de los griegos y los romanos. El centro esta en otra parte, lo cual abre la posibilidad de que el otro, algún día, se vuelva central. En el ideario europeo aparece en este momento un lugar reservado al otro y esta afirmado por un deseo constante de comunicar, que esta en contraste con las reticencias de Moctezuma.  

Cortes tiene la preocupación constante de la interpretación que darán los indios a sus gestos. Le importa mucho dar impresiones. Los mensajes que les dirige obedecen a una estrategia coherente. Cortes quiere que la información que reciben los indios sea exactamente la que el envía. Además va a recurrir a varias estrategias para hacer creer que su fuente de información procede de lo sobrenatural. El comportamiento de Moctezuma era contradictorio y revelaba el estado de indecisión que tenia. Esto iba a ser explotado por los españoles. El comportamiento de Cortes era a menudo igualmente contradictorio en apariencia, pero esa contradicción era calculada y su finalidad era enredar el mensaje confundiendo a Moctezuma.

Preocupación constante de Cortes era demostrar fortaleza cuando era débil y simular debilidad cuando era fuerte. A diferencia de los jefes aztecas, no llevaba todas sus insignias en las batallas. Tampoco dejaba nunca de envolver sus encuentros con los mensajeros de Moctezuma. Se preocupaba por la reputación de su ejército y manifestaba su gusto por las acciones espectaculares con plena consciencia de su valor simbólico. El uso de las armas es más simbólico que practico.
            
Los relatos de los indígenas de la conquista dicen que Moctezuma confundió a Cortes con Quetzalcoatl que había vuelto a recobrar su reino; esta seria una de las principales razones de su falta de resistencia al avance. Todorov dice que no se puede dudar de la autenticidad de los relatos. Moctezuma creyó esto durante los años posteriores a la conquista. Pero hay un hiato evidente entre esos dos estados del mito: el antiguo, en el que Quetzalcoatl tiene un papel secundario y donde su retorno es incierto; y el nuevo, en el que Quetzalcoatl domina y se asegura con absoluta certeza que va a regresar.

La diferencia radical entre indios y españoles y la ignorancia relativa de otras civilizaciones por parte de los aztecas, llevaban a la idea de que los españoles eran dioses. El “lenguaje del otro” produjo un mito perfectamente indio.  No se puede decir que fue el único responsable de la identificación de Quetzalcoatl y los españoles, pero hace todo lo que puede para contribuir a eso. Por un lado logra una legitimidad frente a los indios mientras que por otro les proporciona un medio para racionalizar su propia historia.  Es efectivamente gracias a su dominio de los signos de los hombres como Cortes aseguraron su control del imperio azteca. El lenguaje sirve tanto para la integración en el seno de la comunidad como para la manipulación del otro. Pero Moctezuma otorgó la primacía a la primera función y cortes a la segunda. 


Fuente: T. Todorov, "La conquista de América: el problema del Otro" 1982










jueves, 3 de enero de 2013

La Papisa Juana, una leyenda inquebrantable

Si hay una institución que esconde muchos secretos a los largo de la historia es, sin duda, la Iglesia Católica. Una institución en decadencia por estos días. Y ¿por qué? Bueno, quizás porque actualmente tenemos acceso a información que en otros tiempos hubiese sido literalmente imposible. 

Cuenta la leyenda que hacia el año 857 los ciudadanos romanos ovacionaron al papa Juan VIII en un desfile que partía desde la basílica de San Pedro hasta San Juan de Letrán, Catedral de Roma. En un callejón el papa tropezó y cayó al suelo. Por supuesto acudieron en su ayuda sus asistentes y allí fue que se encontraron con algo para aquel entonces, insólito: el Papa o, mejor dicho, la Papisa había comenzado un trabajo de parto. Frente a esta situación, tanto fieles como pares la llevaron fuera de la ciudad y la lapidaron hasta matarla.

Esta leyenda, que aún hoy no ha podido comprobarse, alcanzó popularidad durante el siglo XIII en Europa y generó mucha controversia. Sus orígenes se remontan al año 818 en la región de Mainz en Alemania, aunque otras fuentes se sitúan en Inglaterra.  

¿Quién era este "misterioso" personaje? Pues bien, Juana, hija de un misionero, se enamoró siendo muy joven, quizás a los 12 años, de un monje al cual estaba dispuesta a seguir a cualquier precio. Fue así que se disfrazó de hombre y entró en el mismo monasterio donde éste se encontraba. Se hizo llamar allí Juan Anglicus. 

Manteniendo un romance a escondidas con aquel monje, fue descubierta y por supuesto, se vió obligada a escapar junto con él. Camino hacia Roma, Juana sintió un llamado espiritual que la llevó a la Santa Sede donde posteriormente se desempeñó notablemente dentro de la sociedad romana, siempre vestida de hombre claramente. Gracias a un talento increíble para el habla, una capacidad intelectual y vocación de servicio, los propios cardenales la nombraron sucesor del Papa León IV en 855. Se convirtió así en Juan VIII.

Sin embargo, un embarazo sorpresivo fruto de un vínculo afectivo con su sirviente mas fiel la llevó al desastre. Tras el parto público que relata la leyenda surgió un nuevo papa, Benedicto III borrando de un plumazo de la historia la existencia de esta mujer hecha hombre. Sin embargo, tiempo después hubo otro papa al que no se lo nombró Juan IX, sino Juan VIII. 

El proceso de la Papisa Juana ha dejado ciertas costumbres dentro del mundo católico. Existe un "asiento papal" denominado "sedia stercoraria" con un agujero en el centro. Según algunas fuentes, éste se utilizaba una vez que se elegía el Papa tras el Cónclave, con el objetivo de comprobar, mediante el palpado testicular, si el reciente elegido era varón. Una vez comprobada la masculinidad del Papa se pronunciaba la frase "testíclos habet", que significa "tiene testículos" o también "habet duos testículos et bene pendentes" que significa "tiene dos testículos y cuelgan bien". Así comenzaba el ritual de coronación del Sumo Pontífice.

Es probable que nunca sepamos si Juana realmente existió, pero las fuentes pueden ser de gran ayuda. Para muchos historiadores, esta leyenda fue ideada con el fin de desprestigiar al Papa Juan VIII debido a una actitud benevolente hacia el pueblo y otras Iglesias, sobre todo provenientes de Oriente. Probablemente su popularidad y actitud "caritativa" haya sido tildada de "afeminada" para la época, lo que le costó a Juan el nombre de Juana. Leyenda o no, es indudable que este personaje, bien ocultado por la curia eclesiástica, ha conmocionado al mundo medieval y sembrado una duda eterna que pone a la Iglesia en la mira constante de intelectuales y escépticos. 

Fuentes: SobreLeyendas // Cuaderno de Historia


















miércoles, 2 de enero de 2013

Cómo empezar de una vez por todas con la Edad Media



por Antonio Rico

¿Por dónde empezar cuando queremos saber algo acerca de un asunto del que no sabemos nada? Bueno, vale, primero hay que ser socráticos y estar dispuestos a reconocer que sólo sabemos que no sabemos nada de termodinámica, de ética, de historia de Egipto o de botánica aplicada a los jardines de nuestra ciudad. Pero y después, ¿qué? No sabría aconsejarles acerca del mejor modo de iniciarse en la termodinámica (yo leería la Introducción a la Ciencia, de Isaac Asimov), en la ética (yo leería la Ética para Amador, de Fernando Savater), en la historia de Egipto (yo leería El Egipto de los grandes faraones, de Christian Jacq) o en la botánica aplicada a los jardines de nuestra ciudad (yo les recomendaría visitar en internet la página del IES Doña Jimena y echar un vistazo al sitio de trabajo cooperativo sobre las especies de árboles en las calles de Gijón, dirigido por Elia Criado y realizado por los chavales de 4.º de ESO), pero estoy absolutamente seguro de que la mejor forma de empezar a saber algo de la Edad Media es leer La Edad Media explicada a los jóvenes, de Jacques Le Goff. 

Da igual que usted sea joven o no, que le guste la carne o la verdura, que vea «Los Serrano» o «Los Soprano», que sea de los «Beatles» o de los «Rolling Stones». En realidad, da igual que a usted le guste el mundo medieval o no, porque el libro de Le Goff, un sabio entre los sabios, es tan apasionante, tan claro y tan luminoso que gustará a los jóvenes, a los no tan jóvenes, a los carnívoros, a los vegetarianos, a los serranólogos, a los sopranólogos, a los beatlemaniacos, a los stonianos, a los amantes de la Edad Media y a los que creen que la Edad Media es una época tan poco interesante como el manual de instrucciones de la lavadora. El único problema que tenemos con la Edad Media es decidir el primer libro que queremos leer. Puede ser En busca de la Edad Media, de Jacques Le Goff. O Una historia del cuerpo en la Edad Media, de Jacques Le Goff y Nicolas Truong. O La Edad Media explicada a los jóvenes, de Jacques Le Goff (con Jean-Louis Schlegel). También valdría la Historia de la Edad Media, de Montanelli (por favor, no se pierdan su Historia de los griegos y su Historia de Roma) y Gervaso. Pero, como hay que elegir, nos quedamos con La Edad Media explicada a los jóvenes. 

La Edad Media explicada a los jóvenes es un diálogo entre un estudiante con ganas de aprender y un sabio con ganas de hacerse entender. Woody Allen escribió un divertidísimo libro titulado Cómo acabar de una vez por todas con la cultura, y el libro de Le Goff podría titularse «Cómo empezar de una vez por todas con la Edad Media». Para empezar, no hay una Edad Media, hay dos: una Edad Media «fea» y oscura, en la que los señores oprimen a los campesinos, la Iglesia quema herejes, la gente se muere de hambre y de peste, y los que sobreviven tienen miedo al mar, a los bosques y al diablo; y una Edad Media «guapa», llena de caballeros, castillos, espléndidas catedrales y fiestas. La Edad Media «fea» es la que podemos ver en El séptimo sello, la película de I. Bergman, y la Edad Media «guapa» es la de la película Ivanhoe, de R. Thorpe. ¿Cuál de las dos imágenes de la Edad Media es la verdadera? Puede que las dos, que es como decir ninguna. Para empezar con la Edad Media hay que decir que la Edad Media duró al menos mil años, aunque Le Goff sostiene que duró, en realidad, hasta el siglo XVIII, época en la que tres acontecimientos fundamentales (los progresos de la ciencia, la construcción de máquinas más eficaces y técnicas de producción más rápidas, y revoluciones políticas que pusieron fin al sistema denominado feudal) transformaron por completo la vida de la sociedad occidental europea. En los mil años (o más) medievales hubo tiempo para todo, para lo «guapo» y para lo «feo». 

Las mujeres medievales, por ejemplo, desempeñaban un papel inferior al del hombre. Y eso es «feo». Pero también es cierto que las mujeres adquirieron un rango más justo y más prestigioso en el seno de la sociedad medieval, un rango que nunca antes habían tenido en tanto mujeres, ni siquiera en la Atenas de Pericles. Y eso ya no es tan «feo». Por otro lado, para empezar con la Edad Media es mejor comenzar con lo «guapo», como hace Le Goff, y dejar la peste, las guerras y el hambre para un poquito más adelante. Así, nos enteraremos de que en la Edad Media aparecieron los estribos y la silla de montar (el caballero medieval es un hombre que posee un caballo, pero no un caballo de labor ni de carreras, sino un caballo de combate), y también sabremos que el matrimonio en sentido moderno nació en la Edad Media (la Iglesia prohibió la poligamia e hizo que el consentimiento de la mujer fuera obligatorio). Para empezar con la Edad Media es necesario también saber que los castillos dejaron de construirse a partir del siglo XIV y comienzos del XV a causa del cañón, y que a partir de entonces los castillos se convirtieron en lugar de residencia. Y recordar que no había «secretos» en las catedrales o en la construcción de las catedrales: las catedrales no eran «misteriosas», sino caras. Para empezar con la Edad Media, en fin, hay que acabar con falsos tópicos como el de la «inmovilidad»: los hombres y las mujeres medievales viajaban mucho, así que los siervos estaban muy poco atados a la tierra («a la gleba»). Pero también hay tópicos verdaderos, muchos de ellos relacionados con la «fea» Edad Media. 

El diablo era el gran enemigo. Las personas que morían sin haberse confesado o que habían cometido pecados enormes serían arrojadas por Dios al infierno, donde padecerían horribles tormentos. Los herejes también eran «enemigos», y la Inquisición persiguió y quemó a muchos. Los judíos fueron reprimidos y a veces expulsados. Las Cruzadas convirtieron Tierra Santa en Tierra Sangrienta. Pero también había fiestas muy alegres (el Carnaval), universidades (se enseñaba en latín, por supuesto), literatura, hadas como Viviana, enanos y gigantes, santos que obraban milagros después de su muerte (lo que los diferenciaba de los brujos paganos), ángeles... También lepra, peste, epidemias de disentería, mendigos, hambrunas... Y a cada cara «fea» de la Edad Media se le podría oponer otra cara «guapa»: frente al hambre, por ejemplo, la Edad Media desarrolló la solidaridad y la caridad. 

¿Cómo empezar de una vez por todas con la Edad Media? Dedicando una tranquila tarde a leer La Edad Media contada a los jóvenes. Después, podemos ver El séptimo sello. Y el sábado por la tarde, con un buen café, veremos Ivanhoe. El sabio, el malo y el guapo.

Fuente: Arqueología Medieval

martes, 1 de enero de 2013

Emperadores, burócratas, magos y astrólogos


Relaciones entre el Estado y la Iglesia en la antigüedad tardía

Según el profesor Hugo Zurutuza, para entender el fin del mundo antiguo, hay que abandonar definitivamente las concepciones apocalípticas y sobretodo el concepto de colapso para adoptar las ideas de mutación o continuidad en el cambio. Por otro lado sugiere revisar la concepción de conflicto entre paganismo y cristianismo, para suplantarla por el concepto de compromiso, expresado a través de un largo proceso de acomodación o adaptación, que corre a lo largo de una línea de continuidad reflejado por los actores sociales del periodo. Intenta reemplazar la idea de encuentro-ruptura, por categorías conciliadoras que ponderan la convivencia social y la continuidad cultural

Su hipótesis sugiere que el conflicto entre paganismo y cristianismo no ocuparía en realidad un lugar destacado durante el siglo IV, porque los cristianos estaban empeñados en difíciles debates internos (escritos antiheréticos y anticarismáticos, etc.) y en la construcción de un espacio de poder en que operaban los nuevos políticos convertidos o filocristianos, junto a los funcionarios ambiciosos y epíscopos de antigua definición dogmática. El conflicto entre paganismo y cristianismo hay que entenderlo en clave conciliadora.

Durante los reinados de los gobiernos de Constantino y Constancio II, se agudizaron las tensiones políticas que se daban en el centro del espacio de poder recientemente cristianizado. Estos desarrollaron una legislación que sancionaba las prácticas cuestionadas como la astrología, considerada de inspiración esotérica y vinculada a una magia peligrosa que permitió adivinar la muerte de un emperador y la llegada de un sucesor. Esto generaba intrigas al ser un elemento de conspiración que asustaba a los emperadores. Zurutuza afirma que esta no era una legislación contra el paganismo en general, sino más bien contra la predicción.

El Imperio Romano representaba un conglomerado de cultos y divinidades, un universo de costumbres ancestrales, nuevas actitudes mentales y políticas sociales que convivían en diferencia. Se daban encuentros entre distintas corrientes filosóficas y místico-religiosas (estoicismo, neoplatonismo, la gnosis pagana y cristiana, los monoteísmos solares y el hermetismo). En este panorama sociocultural dialogaban actores de diverso estatus, tanto paganos como cristianos.

Los arúspices (adivinos, magos) durante los últimos años de la República eran colaboradores del Senado etrusco y, poco a poco, los gobernantes se vieron en la necesidad de controlarlos cada vez debido al peligro que podían traer sus prácticas adivinatorias. Sin embargo, sus presagios eran convenientes en la medida que sirvieran para legitimar la posición del emperador Constantino que autorizaba a aquellos que quisieran practicar la superstición pero sólo públicamente, sancionando a los que lo hicieran en forma privada. Más tarde, en los gobiernos de sus hijos, estas prácticas entraran en la clandestinidad, aplicándose duras penas a quienes las practicaran. 

Debido a que el peligro principal que traían estas prácticas adivinatorias para el emperador era que los altos dignatarios conocieran el estado de su salud, afirmamos que la represión de dichas prácticas se debe a razones de Estado (el emperador temía fisuras en la fundamentación de su poder) y no a motivos religiosos.
Por otro lado, había una supervivencia de los ritos paganos (convivían fiestas paganas y cristianas, compartían la astrología como práctica común, acudían ambos al circo y al teatro, etc.). Los diversos actores sociales, tanto paganos como cristianos, a través de estrategias y tácticas de acomodación tendían a lograr una convivencia pacifica. Era un espacio donde convivían las elites romanas paganas, el emperador con su burocracia y el culto imperial y la Iglesia cristiana con su progresiva organización jerárquica. 


Fuente: ZURUTUZA, Hugo, "Emperadores, burócratas, magos y astrólogos", P.175-233


Los ejércitos en la Alta Edad Media


La Alta Edad Media abarca desde la caída del Imperio Romano de Occidente hasta la gran expansión del año 1000. En aquellos tiempos de contrastes, tres grandes imperios se disputaban la supremacía: el bizantino, el carolingio y el islámico.

Las tribus germánicas que invadieron el Imperio Romano de Occidente a comienzos de la Edad Media luchaban generalmente a pie y con espada. Las armaduras usadas se basaban en cascos y escudos y la organización del liderazgo se centraba en un jefe. 

Si bien las legiones romanas habían obtenido grandes victorias contra los denominados "bárbaros" durante siglos, hacia finales de la época del imperio la calidad de los ejércitos de Roma había comenzado a decaer, lo que implicó que muchas tribus pudieran traspasar las fronteras. 

Si bien decíamos que muchos grupos invasores lo hacían a pie, existen excepciones tales como los Godos, quienes habían comenzado a utilizar el sistema de caballería desde su asentamiento en el Mar Negro. Por su parte tanto Ostrogodos como Visigodos también habían incursionado en el uso de los caballos debido al constante contacto que establecían con el Imperio Romano de Oriente al sur del río Danubio y con los jinetes asiáticos. La Roma oriental había estimulado el desarrollo de la caballería especialmente por sus constantes conflictos con los Persas

Luego de la caída de Roma, la mayoría de las batallas se habían librado bajo el sistema de infantería, aunque muchas fuentes relatan que las guerras comandadas por el mítico Rey Arturo en las fronteras de Britania habrían sido desarrolladas con una importante caballería. Podría así explicarse el éxito de éste frente a los Sajones por más de cincuenta años.

Por otro lado, el ejército bizantino había recuperado el norte de África de las manos de los Vándalos y casi logró devolverle el control de la región italiana al Imperio Romano de Oriente en el siglo VI. La importancia de las tropas bizantinas se debía justamente a la caballería y al disciplinamiento militar. 

Las principales actividades militares estaban destinadas al saqueo, la esclavitud y los botines de guerra. Las tribus se desplazaban como hordas a diferencia de la estructurada legión romana compuesta de cascos, escudos y una ligera armadura. A principios del siglo VIII, los Visigodos habían caído bajo el poder del Islam. A su vez, los Magiares de las regiones húngaras habían incrementado sus ataques a caballo en Europa Occidental.

La influencia de los Francos en la transformación de los ejércitos

En el año 732, los Francos habían derrotado a un ejército musulmán cerca de la región de Poitiers, lo que significó el fin de la expansión árabe en el norte. Por su parte, Carlos Martel, líder de los Francos quedó impresionado por la infraestructura militar de los moros y emprendió una reforma de la misma. Luego, Carlomagno continuó con el proceso de transformación. Fue ésta caballería pesada franca la que dió origen al caballero armado de los posteriores cuentos medievales.

Por mas de treinta años, Carlomagno organizó campañas militares que incrementaron el tamaño de su imperio por medio de un ejército conformado por la infantería y una masiva caballería armada. Sus incursiones en distintas regiones tenían como objetivo el saqueo, fines económicos y la conquista de territorios. 

Por su parte, los Vikingos, luchaban exclusivamente a pie, aunque a veces solían utilizar la caballería cuando desembarcaban. El período de invasión de esta tribu comenzó aproximadamente en el siglo VIII y se extendió hasta el siglo XI. Sus descendientes, los Normandos provenientes del noroeste de Francia, se adaptaron rápidamente al uso de la caballería y lograron el máximo esplendor a fines de la Edad Media. 

A principios del siglo X, los alemanes comenzaron a utilizar la caballería durante el reinado de Otón I. Lo principal fue contar con las fuerzas necesarias para enfrentar a los Vikingos y frenar el avance de las hordas provenientes del este. Fue entonces que a fines del siglo X la caballería pesada constituyó para muchas regiones una pieza fundamental del ejército europeo, salvo para la Inglaterra anglosajona, las tierras celtas y Escandinavia.







"Seguimos viviendo en la Edad Media"


Entrevista a Jacques Le Goff

PARIS.– Discípulos y colegas llaman al francés Jacques Le Goff “el ogro historiador”. Es una referencia al desaparecido Marc Bloch, cofundador de l’Ecole des Annales, quien afirmaba que un buen historiador “se parece al ogro de la leyenda: allí donde huele carne humana, sabe que está su presa”.
De un ogro, Jacques Le Goff tiene la estatura y el apetito. También tiene una insaciable curiosidad que lo llevó a transformarse en una referencia mundial sobre la historia de la Edad Media, período al cual el hombre contemporáneo le debe muchas de sus conquistas, dice.

A los 82 años, Jacques Le Goff sigue trabajando, a pesar de la profunda tristeza que le provocó la reciente muerte de su esposa –después de casi 60 años de vida en común– y de una caída que desde 2003 lo mantiene recluido en su departamento de París.
Con cualquiera de sus libros –tantos que podrían formar una biblioteca– todo lector se siente inteligente y erudito.
Aún más que sus condiscípulos George Duby, Emmanuel Le Roy Ladurie y François Furet, Le Goff recurrió a todas las disciplinas para estudiar la vida cotidiana, las mentalidades y los sueños de la Edad Media: antropología, etnología, arqueología, psicología? Sus obras mezclan conocimiento y perspectivas. Con ellas es posible introducirse en un medioevo fascinante, donde se estudiaba y se enseñaba a Aristóteles, Averroes y Avicenas, las ciudades comenzaban a forjarse una idea de la belleza y los burgueses financiaban catedrales que inspirarían a Gropius, Gaudi y Niemeyer. En esa Edad Media masculina, la mujer era respetada, las prostitutas, bien tratadas y hasta desposadas, y solía suceder que las jovencitas aprendieran a leer y a escribir.
-Los historiadores no consiguen ponerse de acuerdo sobre la cronología de la Edad Media. ¿Cuál es la correcta, a su juicio?
-Es verdad que no todos los historiadores coinciden en esa cronología. Para mí, la primera de sus etapas comienza en el siglo IV y termina en el VIII. Es el período de las invasiones, de la instalación de los bárbaros en el antiguo imperio romano occidental y de la expansión del cristianismo. Déjeme subrayar que Europa debe su cultura a la Iglesia. Sobre todo, a San Jerónimo, cuya traducción latina de la Biblia se impuso durante todo el medioevo, y a San Agustín, el más grande de los profesores de la época.
-Usted, gran anticlerical, jamás deja de destacar el papel de la Iglesia en los mayores logros de la Edad Media.
-¡Pero no es necesario ser un ferviente creyente para hablar bien de la Iglesia! También soy un convencido partidario del laicismo: principio admirable, establecido por el mismo Jesús cuando dijo: "Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios". Pero, volviendo a la cronología, la segunda etapa está delimitada por el período carolingio, del siglo VIII al X.
-El imperio de Carlomagno fue, para muchos, el primer intento verdadero de construcción europea?
-Falso. En realidad se trató del primer intento abortado de construcción europea. Un intento pervertido por la visión "nacionalista" de Carlomagno y su patriotismo franco. En vez de mirar al futuro, Carlomagno miraba hacia atrás, hacia el imperio romano. La Europa de Carlos V, de Napoleón y de Hitler fueron también proyectos antieuropeos. Ninguno de ellos buscaba la unidad continental en la diversidad. Todos perseguían un sueño imperial.
-Usted escribió que a partir del año 1000 apareció una Europa soñada y potencial, en la cual el mundo monástico tendría un papel social y cultural fundamental.
-Así es. Una nueva Europa llena de promesas, con la entrada del mundo eslavo en la cristiandad y la recuperación de la península hispánica, que estaba en manos de los musulmanes. Al desarrollo económico, factor de progreso, se asoció una intensa energía colectiva, religiosa y psicológica, así como un importante movimiento de paz promovido por la Iglesia. El mundo feudal occidental se puso en marcha entre los siglos XI y XII. Esa fue la Europa de la tierra, de la agricultura y de los campesinos. La vida se organizaba entre la señoría, el pueblo y la parroquia. Pero también entraron en escena las órdenes religiosas militares, debido a las Cruzadas y a las peregrinaciones que transformarían la imagen de la cristiandad. Entre los siglos XIII y XV, fue el turno de una Europa suntuosa de las universidades y las catedrales góticas.
-En todo caso, para usted, la Edad Media fue todo lo contrario del oscurantismo.
-Aquellos que hablan de oscurantismo no han comprendido nada. Esa es una idea falsa, legado del Siglo de las Luces y de los románticos. La era moderna nació en el medioevo. El combate por la laicidad del siglo XIX contribuyó a legitimar la idea de que la Edad Media, profundamente religiosa, era oscurantista. La verdad es que la Edad Media fue una época de fe, apasionada por la búsqueda de la razón. A ella le debemos el Estado, la nación, la ciudad, la universidad, los derechos del individuo, la emancipación de la mujer, la conciencia, la organización de la guerra, el molino, la máquina, la brújula, la hora, el libro, el purgatorio, la confesión, el tenedor, las sábanas y hasta la Revolución Francesa.
-Pero la Revolución Francesa fue en 1789. ¿No se considera que la Edad Media terminó con la llegada del Renacimiento, en el siglo XV?
-Para comprender verdaderamente el pasado, es necesario tener en cuenta que los hechos son sólo la espuma de la historia. Lo importante son los procesos subyacentes. Para mí, el humanismo no esperó la llegada del Renacimiento: ya existía en la Edad Media. Como existían también los principios que generaron la Revolución Francesa. Y hasta la Revolución Industrial. La verdad es que nuestras sociedades hiperdesarrolladas siguen estando profundamente influidas por estructuras nacidas en el medioevo.

-¿POR EJEMPLO?

-Tomemos el ejemplo de la conciencia. En 1215, el IV Concilio de Latran tomó decisiones que marcaron para siempre la evolución de nuestras sociedades. Entre ellas, instituyó la confesión obligatoria. Lo que después se llamó "examen de conciencia" contribuyó a liberar la palabra, pero también la ficción. Hasta ese momento, los parroquianos se reunían y confesaban públicamente que habían robado, matado o engañado a su mujer. Ahora se trataba de contar su vida espiritual, en secreto, a un sacerdote. Tanto para mí como para el filósofo Michel Foucault, ese momento fue esencial para el desarrollo de la introspección, que es una característica de la sociedad occidental. No hace falta que le haga notar que bastaría con hacer girar un confesionario para que se transformara en el diván de un psicoanalista.
-Usted habla de emancipación de la mujer en la Edad Media. ¿Pero aquella no fue una época de profunda misoginia?
-Eso dicen y, naturalmente, hay que poner las cosas en perspectiva. Yo sostengo, sin embargo, que se trató de una época de promoción de la mujer. Un ejemplo bastaría: el culto a la Virgen María. ¿Qué es lo que el cristianismo medieval inventó, entre otras cosas? La Santísima Trinidad, que, como los Tres Mosqueteros, eran, en realidad, cuatro: Dios, Jesús, el Espíritu Santo y María, madre de Dios. Convengamos en que no se puede pedir mucho más a una religión que fue capaz de dar estatus divino a una mujer. Pero también está el matrimonio: en 1215, la Iglesia exigió el consentimiento de la mujer, así como el del hombre, para unirlos en matrimonio. El hombre medieval no era tan misógino como se pretende.
-La invención del purgatorio, a mediados del siglo XII, parece haber sido también uno de los momentos clave para el desarrollo de nuestras sociedades actuales.
-Así es. Curiosamente, lo que comenzó como un intento suplementario de control por parte de la Iglesia, concluyó permitiendo el desarrollo de la economía occidental tal como la practicamos en nuestros días.

-¿CÓMO ES ESO?

-La invención del purgatorio se produjo en el momento de transición entre una Edad Media relativamente libre y un medioevo extremadamente rígido. En el siglo XII comenzó a instalarse la noción de cristiandad, que permitiría avanzar, pero también excluir y perseguir: a los herejes, los judíos, los homosexuales, los leprosos, los locos... Pero, como siempre sucedió en la Edad Media, cada vez que se hacían sentir las rigideces de la época los hombres conseguían inventar la forma de atenuarlas. Así, la invención de un espacio intermedio entre el cielo y el infierno, entre la condena eterna y la salvación, permitió a Occidente salir del maniqueísmo del bien y del mal absolutos. Podríamos decir también que, inventando el purgatorio, los hombres medievales se apoderaron del más allá, que hasta entonces estaba exclusivamente en manos de Dios. Ahora era la Iglesia la que decía qué categorías de pecadores podrían pagar sus culpas en ese espacio intermedio y lograr la salvación. Una toma de poder que, por ejemplo, permitiría a los usureros escapar al infierno y hacer avanzar la economía. También serían salvados de este modo los fornicadores.
-Pero hasta la aparición del sistema bancario reglamentado, en el siglo XVIII, tanto la Iglesia como las monarquías sobrevivieron gracias a los usureros. ¿Por qué condenarlos al infierno?
-Porque así lo establecían las escrituras, como en la mayoría de las religiones. En el universo cristiano medieval, la usura era un doble robo: contra el prójimo, a quien el usurero despojaba de parte de su bien, pero, sobre todo, contra Dios, porque el interés de un préstamo sólo es posible a través del tiempo. Y como el tiempo en el medioevo sólo pertenecía a Dios, comprar tiempo era robarle a Dios. Sin embargo, el usurero fue indispensable a partir del siglo XI, con el renacimiento de la economía monetaria. La sed de dinero era tan grande que hubo que recurrir a los prestamistas. Entonces la escolástica logró hallarles justificaciones. Surgió así el concepto de mecenas. También se aceptó que prestar dinero era un riesgo y que era normal que engendrara un beneficio. En todo caso, y sólo para los prestamistas considerados "de buena fe", el purgatorio resultó un buen negocio.
-La Edad Media también inventó el concepto de guerra justa, vigente hasta nuestros días, como lo demostraron los debates en la ONU sobre la guerra en Irak. Curioso, ya que el cristianismo es portador de un ideal de paz. Hasta se podría decir que es antimilitarista.
-Es verdad. Ordenándole a Pedro que enfundara su espada, Cristo dijo: "Quien a hierro mate, a hierro morirá". Los primeros grandes teóricos cristianos latinos eran pacifistas. Pero todo cambió a partir del siglo IV, cuando el cristianismo se transformó en religión de Estado.
-En otras palabras, los cristianos se vieron obligados a cristianizar la guerra.
-En esa tarea tendrá un papel fundamental San Agustín, el gran pedagogo cristiano. Para él, la guerra es una consecuencia del pecado original. Como éste existirá hasta el fin de los tiempos, la guerra también existirá por siempre. San Agustín propuso, entonces, imponer límites a esa guerra. En vez de erradicarla, decidió confinarla, someterla a reglas. La primera de esas reglas es que sólo es legítima la guerra declarada por una persona autorizada por Dios. En la Edad Media, era el príncipe. Hoy es el Estado, el poder público. La segunda regla es que una guerra es justa sólo cuando no persigue la conquista. En otras palabras: las armas sólo se toman en defensa propia o para reparar una injusticia. Esas reglas siguen perfectamente vigentes en nuestros días.
-¿Se podría decir que el hombre medieval trataba de preservar la cristiandad de todo aquello que amenazaba su equilibrio?
-Constantemente. Déjeme evocar como ejemplo el que para mí fue el aspecto más negativo de la época: la condena absoluta del placer sexual, simbolizado por el llamado "pecado de la carne". La alta Edad Media asumió las prohibiciones del Antiguo Testamento. Desde entonces, el cuerpo fue diabolizado, a pesar de algunas excepciones, como Santo Tomás de Aquino, para quien era lícito el placer en el acto amoroso. Frente a la opresión moral, la sociedad medieval reaccionó con la risa, la comedia y la ironía. El universo medieval fue un mundo de música y de cantos, promovió el órgano e inventó la polifonía.
-Hace un momento hizo referencia a los fornicadores que tuvieron un lugar en el purgatorio. ¿Cómo fue esto posible en una época de tanta represión sexual?
-Hay una anécdota que ilustra perfectamente la dualidad medieval. El rey Luis IX de Francia, que después sería canonizado como San Luis, tenía una vitalidad sexual desbordante. En los períodos en que las relaciones carnales eran lícitas (fuera de las fiestas religiosas), el monarca no se contentaba con reunirse con su esposa por las noches. También lo hacía durante el día. Esto irritaba mucho a su madre, Blanca de Castilla, que en cuanto se enteraba de que su hijo estaba con la reina intentaba introducirse en la habitación para poner fin a sus efusiones. Luis IX decidió entonces poner un guardián ante su puerta, que debía prevenirlo y darle tiempo de disimular su desenfreno. Ese hombre lleno de ardor tuvo once hijos y cuando partió a la Cruzada, en 1248, llevó a su mujer, a fin de no privarse de sus placeres sexuales. ¡No imaginará usted que la Iglesia podía enviar a San Luis a arder en el fuego eterno del infierno!
-¿También podríamos decir que la Edad Media inventó el concepto de Occidente?
-La palabra "Occidente" no me gusta. Pronunciada por los occidentales, tiene un contenido de soberbia para el resto del planeta.
-Pero entonces, ¿cómo definir, por ejemplo, a América, heredera de Europa?
-América ha dejado de ser la heredera de Europa. Lo fue hasta finales de la Segunda Guerra Mundial, cuando tanto Estados Unidos como el resto del continente dejaron de tener al hombre como centro de sus preocupaciones.
-Usted es un apasionado estudioso de la imaginación colectiva de la Edad Media. ¿Por qué eso es tan importante?
-Felizmente, las nuevas generaciones de historiadores siguen cada vez más esa tendencia. La imaginación colectiva se construye y se nutre de leyendas, de mitos. Se la podría definir como el sistema de sueños de una sociedad, de una civilización. Un sistema capaz de transformar la realidad en apasionadas imágenes mentales. Y esto es fundamental para comprender los procesos históricos. La historia se hace con hombres de carne y hueso, con sus sueños, sus creencias y sus necesidades cotidianas.
-¿Y cómo era esa imaginación medieval?
-Estaba constituida por un mundo sin fronteras entre lo real y lo fantástico, entre lo natural y lo sobrenatural, entre lo terrenal y lo celestial, entre la realidad y la fantasía. Si bien los cimientos medievales de Europa subsistieron, sus héroes y leyendas fueron olvidados durante el Siglo de las Luces. El romanticismo los resucitó, cantando las leyendas doradas de la Edad Media. Hoy asistimos a un segundo renacimiento gracias a dos inventos del siglo XX: el cine y las historietas. El medioevo vuelve a estar de moda con "Harry Potter", "La guerra de las galaxias" y los videojuegos. En realidad, la Edad Media tiene una gran deuda con Hollywood. Y viceversa. Pensé alguna vez que provocaría un escándalo afirmando que el medioevo se había prolongado hasta la Revolución Industrial. La verdad es que ha llegado hasta nuestros días.
-¿Se podría decir entonces que seguimos viviendo en la Edad Media?
-Sí. Pero esto quiere decir todo lo contrario de que estamos en una época de hordas salvajes, ignorantes e incultas, sumergidos en pleno oscurantismo. Estamos en la Edad Media porque de ella heredamos la ciudad, las universidades, nuestros sistemas de pensamiento, el amor por el conocimiento y la cortesía. Aunque, pensándolo bien, esto último bien podría estar en vías de extinción. 
Fuente: Diario La Nación (2005)