lunes, 28 de enero de 2013

¿Existió Robin Hood?



Para muchos eruditos, este personaje ha tenido diferentes roles, diferentes caras. De sangre real, a ladrón vulgar, de herrero hasta caballero templario. Según algunos, su nombre era Robert Fitz, para otros era Robin de Locksley, pero la leyenda lo conoce como Robin Hood. 

La tradición oral ha mostrado a Robin Hood como un personaje de las ceremonias medievales paganas, sin embargo existen pruebas documentales que indicarían que entre los siglos XIII y XIV un hombre llamado Robin Hood vivió en Wakefield, en el condado de York alrededor de 1290.

Su padre Adam Hood estaba al servicio de John, conde de Warenne y lord del señorío de Wakefield. El apellido del Adam y de Robin figuraban en los documentos de juzgado con distintas grafías: a veces como Hod, otras como Hode o Hood.

En 1322, conde de Lancaster, convocó a sus súbditos a revelarse en contra del rey Eduardo II pero la revuelta fué aplastada y Lancaster fué decapitado. Robin se ocultó en el bosque de Barnsdale, que en esa época cubría unos 48 kilómetros cuadrados y terminaba uniéndose al bosque de Sherwood, que ocupaba otros 40 kilómetros cuadrados en el condado de Nottingham. Los bosques estaban atravesados por la Gran Ruta del Norte, construida por los romanos; en esta región es donde nace la leyenda de Robin Hood.

Uno de los más célebres relatos es la leyenda sobre el encuentro de Robin Hood y el rey Eduardo II, narra que el rey, al saber que el número de ciervos reales de Wherwood disminuía debido a Robin Hood, decidió limpiar de proscritos el bosque. El rey y sus caballeros se disfrazaron de monjes y se internaron en el bosque. Cuando encontraron a Robin el rey Eduardo II mostró el sello real y les pidió que se pusieran al servicio del rey.

La leyenda aparece en A Lytell Geste of Robinn Hood, un libro publicado en 1459. Puede que todo esto sea una leyenda, pero el rey Eduardo II realmente estuvo en Nottingham en noviembre de 1323 y el relato de su encuentro con Robin es coherente con lo que se sabe de su personalidad. Además el nombre de Robin Hood aparece meses después, en 1324, en los registros de la casa de Eduardo II. Allí figuran constancias de salarios que se pagaron a Robin hasta noviembre de ese mismo año. A partir de esa fecha, el nombre de Robin desaparece de los documentos oficiales para sumergirse en el folclore.

Las aventuras de Robin Hood en los bosques continuaron hasta cerca de 1346; se dice que murió en ese año en el monasterio de Kirklees. Antes de morir Robin disparó una flecha desde la ventana de su habitación en dirección al bosque y pidió que lo sepultaran en el lugar donde la flecha hubiese caído. 

Aún hoy es posible ver el sitio que Robin eligió como tumba.

Fuente: Enigmas y Datos Raros

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