miércoles, 2 de enero de 2013

Cómo empezar de una vez por todas con la Edad Media



por Antonio Rico

¿Por dónde empezar cuando queremos saber algo acerca de un asunto del que no sabemos nada? Bueno, vale, primero hay que ser socráticos y estar dispuestos a reconocer que sólo sabemos que no sabemos nada de termodinámica, de ética, de historia de Egipto o de botánica aplicada a los jardines de nuestra ciudad. Pero y después, ¿qué? No sabría aconsejarles acerca del mejor modo de iniciarse en la termodinámica (yo leería la Introducción a la Ciencia, de Isaac Asimov), en la ética (yo leería la Ética para Amador, de Fernando Savater), en la historia de Egipto (yo leería El Egipto de los grandes faraones, de Christian Jacq) o en la botánica aplicada a los jardines de nuestra ciudad (yo les recomendaría visitar en internet la página del IES Doña Jimena y echar un vistazo al sitio de trabajo cooperativo sobre las especies de árboles en las calles de Gijón, dirigido por Elia Criado y realizado por los chavales de 4.º de ESO), pero estoy absolutamente seguro de que la mejor forma de empezar a saber algo de la Edad Media es leer La Edad Media explicada a los jóvenes, de Jacques Le Goff. 

Da igual que usted sea joven o no, que le guste la carne o la verdura, que vea «Los Serrano» o «Los Soprano», que sea de los «Beatles» o de los «Rolling Stones». En realidad, da igual que a usted le guste el mundo medieval o no, porque el libro de Le Goff, un sabio entre los sabios, es tan apasionante, tan claro y tan luminoso que gustará a los jóvenes, a los no tan jóvenes, a los carnívoros, a los vegetarianos, a los serranólogos, a los sopranólogos, a los beatlemaniacos, a los stonianos, a los amantes de la Edad Media y a los que creen que la Edad Media es una época tan poco interesante como el manual de instrucciones de la lavadora. El único problema que tenemos con la Edad Media es decidir el primer libro que queremos leer. Puede ser En busca de la Edad Media, de Jacques Le Goff. O Una historia del cuerpo en la Edad Media, de Jacques Le Goff y Nicolas Truong. O La Edad Media explicada a los jóvenes, de Jacques Le Goff (con Jean-Louis Schlegel). También valdría la Historia de la Edad Media, de Montanelli (por favor, no se pierdan su Historia de los griegos y su Historia de Roma) y Gervaso. Pero, como hay que elegir, nos quedamos con La Edad Media explicada a los jóvenes. 

La Edad Media explicada a los jóvenes es un diálogo entre un estudiante con ganas de aprender y un sabio con ganas de hacerse entender. Woody Allen escribió un divertidísimo libro titulado Cómo acabar de una vez por todas con la cultura, y el libro de Le Goff podría titularse «Cómo empezar de una vez por todas con la Edad Media». Para empezar, no hay una Edad Media, hay dos: una Edad Media «fea» y oscura, en la que los señores oprimen a los campesinos, la Iglesia quema herejes, la gente se muere de hambre y de peste, y los que sobreviven tienen miedo al mar, a los bosques y al diablo; y una Edad Media «guapa», llena de caballeros, castillos, espléndidas catedrales y fiestas. La Edad Media «fea» es la que podemos ver en El séptimo sello, la película de I. Bergman, y la Edad Media «guapa» es la de la película Ivanhoe, de R. Thorpe. ¿Cuál de las dos imágenes de la Edad Media es la verdadera? Puede que las dos, que es como decir ninguna. Para empezar con la Edad Media hay que decir que la Edad Media duró al menos mil años, aunque Le Goff sostiene que duró, en realidad, hasta el siglo XVIII, época en la que tres acontecimientos fundamentales (los progresos de la ciencia, la construcción de máquinas más eficaces y técnicas de producción más rápidas, y revoluciones políticas que pusieron fin al sistema denominado feudal) transformaron por completo la vida de la sociedad occidental europea. En los mil años (o más) medievales hubo tiempo para todo, para lo «guapo» y para lo «feo». 

Las mujeres medievales, por ejemplo, desempeñaban un papel inferior al del hombre. Y eso es «feo». Pero también es cierto que las mujeres adquirieron un rango más justo y más prestigioso en el seno de la sociedad medieval, un rango que nunca antes habían tenido en tanto mujeres, ni siquiera en la Atenas de Pericles. Y eso ya no es tan «feo». Por otro lado, para empezar con la Edad Media es mejor comenzar con lo «guapo», como hace Le Goff, y dejar la peste, las guerras y el hambre para un poquito más adelante. Así, nos enteraremos de que en la Edad Media aparecieron los estribos y la silla de montar (el caballero medieval es un hombre que posee un caballo, pero no un caballo de labor ni de carreras, sino un caballo de combate), y también sabremos que el matrimonio en sentido moderno nació en la Edad Media (la Iglesia prohibió la poligamia e hizo que el consentimiento de la mujer fuera obligatorio). Para empezar con la Edad Media es necesario también saber que los castillos dejaron de construirse a partir del siglo XIV y comienzos del XV a causa del cañón, y que a partir de entonces los castillos se convirtieron en lugar de residencia. Y recordar que no había «secretos» en las catedrales o en la construcción de las catedrales: las catedrales no eran «misteriosas», sino caras. Para empezar con la Edad Media, en fin, hay que acabar con falsos tópicos como el de la «inmovilidad»: los hombres y las mujeres medievales viajaban mucho, así que los siervos estaban muy poco atados a la tierra («a la gleba»). Pero también hay tópicos verdaderos, muchos de ellos relacionados con la «fea» Edad Media. 

El diablo era el gran enemigo. Las personas que morían sin haberse confesado o que habían cometido pecados enormes serían arrojadas por Dios al infierno, donde padecerían horribles tormentos. Los herejes también eran «enemigos», y la Inquisición persiguió y quemó a muchos. Los judíos fueron reprimidos y a veces expulsados. Las Cruzadas convirtieron Tierra Santa en Tierra Sangrienta. Pero también había fiestas muy alegres (el Carnaval), universidades (se enseñaba en latín, por supuesto), literatura, hadas como Viviana, enanos y gigantes, santos que obraban milagros después de su muerte (lo que los diferenciaba de los brujos paganos), ángeles... También lepra, peste, epidemias de disentería, mendigos, hambrunas... Y a cada cara «fea» de la Edad Media se le podría oponer otra cara «guapa»: frente al hambre, por ejemplo, la Edad Media desarrolló la solidaridad y la caridad. 

¿Cómo empezar de una vez por todas con la Edad Media? Dedicando una tranquila tarde a leer La Edad Media contada a los jóvenes. Después, podemos ver El séptimo sello. Y el sábado por la tarde, con un buen café, veremos Ivanhoe. El sabio, el malo y el guapo.

Fuente: Arqueología Medieval

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